lunes, 21 de julio de 2008

domingo, 20 de julio de 2008

S.F. '08


San Fermín = fiesta = regocijo dispuesto para que el pueblo se recree.

Es el tiempo del desborde, del desenfreno –permitido bajo el control del descontrol- para que todo lo oprimido sea puesto a jugar.

Las pequeñas cronistas han intentado -sin éxito, una y otra vez- ordenar la multiplicidad de historias vividas en un espacio cuya temporalidad es más relativa que nunca.

Han sido días en los que hemos escuchado: “una mujer con los tobillos gruesos no sabe hacer el amor”, “qué bien hecha que estás”, “al-co-hol al-co-hol etc.,” se me activó la glándula del sebo”, “a mí me gustas tú, niña”, “qué guapa!”, “te quiero ver de blanco, jeje”, “a qué amigo mío te quieres petar”, “que bien te pintas”, “si hablas conmigo estás perdida”, “sos mala eh” , “¡¡qué personajes!!”, “tienes respuesta para todo”, “esto ya lo he vivido”, “lo suyo es…”, “me gusta la soltería”, “qué marcha tenéis”, “qué maja”, “¿te conozco?”, “ya hablaremos, estoy muy borracho”, “que me pilla el toro”, “estoy sin ilusión”, “no te había conocido”.

Todo es posible bajo la mirada del santo moreno. Las emociones se exaltan y las oscilaciones nos llevan desde la amistad -pura, celebrada, adulada- a los bajos fondos de las materias pendientes. Lo que estaba por anunciarse, resulta expuesto sin velo y con sabor a desencanto. Es curiosa la necesidad de saldar deudas, ofreciendo como pago un presente lleno de éxito y bonanza.
También los romances parecen correr ritmos de encierro con melodías de txarangas.

Y claro, el cuerpo… testimoniando los efectos del uso y abuso de todo lo vivido, dicho, ingerido, absorbido, inhalado, inspirado, exhalado, etc…

Pues así es, en los nueve días de locura, música, bebida y churros, las metroimedio seguimos viendo pasar toros.

viernes, 11 de julio de 2008


porque eres cercana, afable, complaciente, afectuosa, aventurera,
valiente, sutil, ligera, tierna, amiga, compañera, divertida, ingeniosa, linda.
porque eres digna de ser amada...

yo te conozco

miércoles, 25 de junio de 2008

Noche de San Juan


Érase una vez un tiempo lejano donde seres mágicos convivían entre murallas y encierros.

Junto a ellos, las damas de la comarca -reunidas, aglutinadas, rejuntadas-, celebraban, una vez al año, un encuentro especial.

La noche breve, en torno al fuego ritual, a la hoguera esotérica, con torres centenarias y tumbas romanas.

Hadas y duendes bendecían la tierra y donaban su magia a las pequeñas ciudadanas.

Siglos después, sin más pretensiones que la de dejar atrás penas y tristezas –y algún adosado en la periferia- Cameron y sus secuaces saltan en torno a un fuego que calienta y no incendia.

El fuego eterno, cuna de fénix, que renace de la purificación para el tiempo de alegría, abundancia y placer.

Dejamos atrás aquello que mejor ya no nombrar…

Jugar con fuego