lunes, 24 de marzo de 2008

el tiempo pasa y sin embargo...

Esta parece ser la época donde reflexionar con cierto humor provoca la comparación fácil con las temerarias y estilosas neoyorkinas -chicas que nos caen bien, por cierto, pero que, en definitiva, esperan príncipes azules-.

Plantando cara al riesgo de ser etiquetadas y en franca resistencia al encasillamiento, en un café -a la vez reunidas y extraviadas-, nos preguntamos qué hacer cuando no sabemos qué y cómo hacer. Claro, sin tacones y en la calle donde los toros corren y no llevan un Prada para la ocasión.

Mujer maravilla, femme fatal, colega entrañable, “yo, la peor de todas”, romántica, sexy, neurótica miserable…

Todas formas que revelan que no hay un único modo, sino una multiplicidad fácil de enumerar y difícil de describir. Mucho menos sabemos cuál elegir -o con cuál acertar- para satisfacer esa inevitable necesidad de relacionarnos con un otro.

Y, entonces -como si el tiempo no hubiera pasado desde aquélla época de la vida donde esperanzadas creíamos que el futuro aguardaba con “la respuesta”-, retorna a
nosotras la vieja disyuntiva: ¿Mafaldas o Susanitas?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y qué bonito, especial y gratificante es sentirte comprendida, querida y arropada(sobretodo si fuera la nieve cae sin cesar) por aquellas sin tacones, con tacones, buscadoras del príncipe azul,etc... o sin más, las que quieren(queremos) entendernos a nosotras mismas y entender a quién y lo que nos rodea.Musuk

Anónimo dijo...

Se me olvidó. Me quedo con Mafalda, sin duda.

pesimistas existenciales dijo...

Si yo fuera mujer, Mafalda. Pero hoy tomare sopa.
Aun asi, en esa reflexion "sexinthecity" os recuerdo que las 4 protagonistas terminan sus dias con los unicos hombres con quienes ellas actúan como son, sin pensar en su comportamiento. Carrie, por ejemplo, termina con Big, porque aunque el ebanista es perfecto, con Big puede ser ella. Y Sam con el chaval, y Charlotte con el calvo... no es lo que queremos, sino donde nos sentimos en casa.

Metro50 dijo...

pesimista, creo que no se trata de que el otro nos permita ser como somos. los príncipes azules son sólo eso, azules...
y es verdad, la sensación de sentirse en casa es estupenda.
pero qué crees, ¿es posible sentirse en casa con otro sin lograr cierto estado previo interior?