martes, 1 de abril de 2008

Tras los talones de...


Desde hace tiempo, un aire extraño -como si de un suceso fatal se tratara- inunda este blog, que sólo posee pretensiones de simpático y (sin embargo) apenas alcanza al 50%.

Víctimas de este sino, nos sigue la pista un colectivo particular.
Caballeros que gustan de vernos sin comentar, de comentar sin vernos. Que se sienten inquietos ante las pequeñas mujeres –esas que, tras sus gafas de sol, sólo persiguen sueños que no llegan a realizar-.

¿Qué será de nosotras, a merced de estas voluntades que poco dicen y mucho hacen?

Nosotras, pobres chicas urbanas de apenas metroimedio…
Pequeñas románticas, que sucumbimos a los encantos y palabrerías de aquellos aspirantes a príncipe azul…

Nosotras, que en bares de la Estafeta, continuamos sin un Prada y esquivamos toros…

Nosotras, que nos queremos tanto…
Que juntas somos más metroimedio que nunca -cultura de sobrevivientes de naufragios afectivos y zapatos de tacón-.

Nosotras que, con lo puesto, retornamos al comienzo en busca de nuevas historias de contar…

La primavera ha llegado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para besar sapos
( y no morir envenenada... )
hay que ser una rana...
de largas y estilizadas patas...
de piel suave y resbaladiza...
de ojos penetrantes...
y de un tono verde, muuuy verde.

También algunos sapos tienen su
"aquel"

croack croack

Metro50 dijo...

amiga veneciana. y una renacuaja, es decir patas cortas, ojos no verdes penetrantes, piel suave, si. si beso a un sapo,¿morire envenenada?
besos.
M.